miércoles, 2 de septiembre de 2009

LA GARGANTA DEL CARES, UNA HISTORIA DE MI ABUELO.


Quiero aportar algo de información sobre la próxima ruta que vamos a realizar y de paso contaros una pequeña historia:

A mi abuelo por parte paterna por gracia o por desgracia le tocó trabajar en esa obra hidráulica en los comienzos del sigloXX.

Se trataba de construir un salto de agua para producir electricidad, todavía no se hablaba de la solar ni la eólica, los pueblos que contaban con alumbrado eléctrico en sus casas no creo que fueran muchos y menos en esas agrestes zonas de los Picos de Europa.

Su edad entonces mas o menos era de 14 o 15 años, en aquella época se les mandaba pronto a trabajar, no había “play station” para los niños.

Las condiciones de trabajo era muy duras, todo se transportaba a hombros, o en mulas.

Todo el trabajo era manual, aunque alguna máquina, no se de que tipo, ya se empezaba a ver por este tipo de obras, que según recuerdo contaba mi abuelo.

El trabajo mayormente era a base de maza y puntero, para taladrar los túneles por los que circulaba el agua, se ayudaban con dinamita y el material sobrante se extraía a mano.

Los muros de contención y que hacen de canal, que los iréis viendo a lo largo de la ruta, son de piedra y cemento, tener en cuenta que dado lo agreste del entorno, el transportar el cemento y los materiales no era tarea fácil, el camino por el que vamos a hacer la ruta fue algo que se hizo después, para mantener la obra.

Las comunicaciones no eran fáciles, sólo andando, el terreno escarpado y teniendo en cuenta que las salidas naturales eran Caín por un lado o Poncebos por otro, las personas que trabajaban allí, podían estar sin ir a casa durante 15 días tranquilamente.

Por eso el dormir en casa de la patrona, o en los barracones que se fueron construyendo a medida que avanzaba la obra, era algo común, todavía se pueden ver a lo largo de la ruta los vestigios de esas edificaciones, sobre todo en la parte asturiana, en los altos de Camarmeña queda alguno, o todavía quedaban, espero que sigan ahí.

Por supuesto esos barracones no tenían duchas ni zonas recreativas de descanso.

Esto son pequeñas observaciones para que podáis pensar también un poco en como han ido cambiando los tiempos, yo creo que a mejor, sobre todo en el tema de las condiciones de trabajo y bueno también en el de las comunicaciones, y para que os hagáis una idea de lo que podían ser las condiciones de vida en esa zona, y en muchas de España.

Y sobre todo que lo que para nosotros va a ser un paseo lúdico y de entretenimiento, y que de eso se trata por supuesto, para otras muchas personas años atrás, fue algo muy distinto.

Una historia de mi abuelo:

Caín en aquellos años, principios de los años 20, era una aldea muy incomunicada.

Para los que lo van a ver por primera vez, si retroceden un poco en el tiempo, podrán darse cuenta con un poco de imaginación, que sin coches ni carreteras ni teléfonos, ni periódicos, como hay ahora, la vida social en esas zonas, debía ser algo distinto.

Y el tema de estar informados de lo que acontecía alrededor era cuando menos algo lento, las noticias llegaban tarde y no debían ser muy abundantes.

Pidal, que junto con Gregorio Pérez (el cainejo), fueron los primeros que lograron conquistar la cima del Naranjo de Bulnes, diría en unos escritos que, para algunos cainejos el descubrimiento de América era algo ajeno a ellos, no lo sabían.

A lo mejor tampoco lo necesitaban.

Según mi abuelo, los cainejos estaban muy atrasados y aislados, cuando el dormía de patrona, puesto que sólo volvía una vez al mes a casa, en el pueblo de Trescares en Asturias, cerca de Arenas de Cabrales, había que ir andando para volver a casa, y la ruta del cares no es lo que se conoce hoy, pues le dijo a la patrona que le preparara un chocolate para desayunar, dándole el las onzas de chocolate, puesto que allí no las conocían.

Al rato le preguntó a la patrona si ya había hecho el chocolate, y dijo ella, ¡espere Guillermo que voy a ver! Y cual no sería la sorpresa de mi abuelo al ver que tiraba de un cordel que estaba dentro de una olla. El cordel salió del agua hirviendo, ¡pero sin nada detrás! lo había echado al puchero de cocido, en el que hacía todos los días la comida.

Bueno, parece que no sabía como era su uso, y sin más pensó que era algo para añadir al puchero.

A mi abuelo no le hizo mucha gracia, pero que conste que cuando el nos lo contaba le daba mucho la risa, y decía ¡hay que ver como estaban los de Caín en aquellos tiempos…!

Hoy nos puede parecer extraño, pero imaginaros ese pueblo a principios del pasado siglo sin carreteras, teléfonos, electricidad etc., y en la zona en la que está metido, donde la comunicación con otros hombres era muy difícil.

Y si alguno de Caín lee esto, por favor que no se lo tome a mal, que les tengo mucho cariño, no es una anécdota para ridiculizar a nadie ni mucho menos, sólo sirve para comparar lo de ayer y lo de hoy.

Seguro que muchas personas ya de una cierta edad nos podrían contar cosas similares de muchos sitios de España

.

Y después de la historieta algunos datos más:


La Ruta del Cares o garganta divina, como también se la conoce, es un impresionante desfiladero que atraviesa Picos de Europa, trazando una línea divisoria entre los denominados macizos central y oriental Picos.

Es tal su belleza y su fama que se ha convertido en la ruta más transitada de los Picos.

Al desfiladero originado por la acción erosiva del río Cares a través de los siglos, se le excavó en la roca a principios del siglo XX la actual ruta que se mejoró en los años 40.

Se trata de una obra de ingeniería civil realizada para aprovechar la riqueza hidroeléctrica en la central de Camarmeña y es la vía de comunicación más corta entre los pueblos de Caín (León) y Poncebos (Asturias), separados por muchos kilómetros de carretera.

Se trata de una ruta de 12 km. para hacer recreándose con el espectáculo del paisaje y el sonido del agua. La duración es de unas 3 ó 4 horas con numerosas paradas para llenar

las tarjetas de nuestras cámaras digitales. No hace falta ser un experimentado montañero para realizarla. Sólo es necesario caminar y llevarse un abundante recuerdo fotográfico para que nos crean cuando volvamos ...

Y ahora una frase bonita sacada de la página personal de Cristino Torío, montañero leonés muy conocido no sólo en la provincia, ya que ha trabajado mucho para que se conozca la montaña leonesa.


"Aún tengo el encanto de aquéllos días.

Los vivo aún y sueño con ellos.

Soy señor de senderos estrellados

y ciudadano libre de las cumbres."

Arnold Lunn

Sacado de la página de Cristino Torío.




Luis Cosío.

2 comentarios:

  1. Ha sido una bonita historia, evocadora de unos tiempos duros y ásperos, de fríos y sudores, de la boina calada y de la lata de sardinas. Seguro que nos hará pensar, a medida que caminamos, en aquellos hombres que se empeñaron en luchar contra los elementos para dejarnos un próspero legado, Gracias Luis.

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  2. Luisín que se te cae la baba recordando las historias del guelu, jeje, la verdad es que era auténtico. Espero que lo paseis muy bien todos por esa maravillosa ruta y que el tiempo os acompañe. Venga amigo un saludo y ya me contarás.

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